Con el fin de brindar un mejor cuidado para un mundo mejor, los objetivos de sostenibilidad de Kimberly-Clark para 2030 incluyen el compromiso de reducir sus emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero en un 50 % para el 2030, considerando 2015 como año base. En su planta de fabricación de Salamanca, en el oeste de España, gracias a la reciente instalación de una caldera de biomasa, se reducirá el consumo de gas natural en un 40 % y las emisiones directas de carbono también en un 40 %, lo que equivale a retirar 5900 vehículos de pasajeros de la carretera por año en España.

La planta de fabricación de Salamanca se conoce por elaborar papel higiénico y pañuelos descartables para los consumidores de España, Francia y la región de Benelux con marcas como Scottex®, Kleenex® y Page®. Por día, se fabrican 165 toneladas de papel y 1,7 millones de rollos de papel higiénico.

La caldera de biomasa se instaló este otoño, y es la primera para las plantas de fabricación de Kimberly-Clark en la región de Europa, Oriente Medio y África, y la segunda de su tipo en todo el mundo para la empresa. La biomasa es una forma de energía renovable y, en este caso, está formada principalmente por residuos forestales procedentes de un radio de 100 kilómetros de la planta.

La transición a las tecnologías descarbonizadas es todo un desafío. Esto se debe, sobre todo, a la necesidad de reemplazar las fuentes de energía de combustible fósil, que ya evolucionaron y se implementaron por completo, por otras más ecológicas en un momento en que el consumo de energía de la sociedad está en su punto máximo. Sin embargo, Kimberly-Clark trabaja sin cesar para que esto sea una realidad. La nueva caldera de biomasa representa un hito significativo en la hoja de ruta de descarbonización de la planta y contribuirá a los objetivos climáticos de Kimberly-Clark para 2030, que fueron aprobados por la iniciativa de Science Based Targets y están en consonancia con los del Acuerdo de París.

Oriol Margo, líder de la transformación de la sostenibilidad de Kimberly-Clark para Europa, Medio Oriente y África, afirmó: “Sabemos que el cambio climático es una preocupación importante para nuestros empleados, clientes, consumidores y el planeta, y la caldera de biomasa de Salamanca es una de las formas en que estamos abordando este problema como parte de los objetivos de sostenibilidad de Kimberly-Clark y la ambición global de mejorar las vidas de 1000 millones de personas en todo el mundo para 2030, con la menor huella ambiental. Nos entusiasma seguir buscando formas de reducir nuestra huella de carbono y atender a nuestros consumidores de una manera más ecológica”.

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